Contra luz [Privado]

Desde hace algún tiempo se había estado aburriendo de tanta tranquilidad en la tienda. Nada entretenido pasaba, nadie interesante iba además, no habían lujos ni los entretenimientos de los cuales ella adoraba. Aburrida, sin nada que hacer, había decidido salir de su habitación; llevaba gran tiempo en la tienda pero pocas ganas de salir de su habitación, por lo que nada más conocía los pasillos y las habitaciones. Aun así, pocas era la gente con la que hablaba o mejor dicho, con nadie. Sí, se había abstenido de salir a los jardines, quizás por el hecho de que habían flores o algo extraño. La rara mente de Nikkie era eso, rara.
Caminaba derecha, con el porte elegante tan característico de ella, pisaba fuerte, haciendo que sus altos tacones rosas sonaran en el suelo. Lejos de los sonidos de sus tacones y de sus quejas mentales sobre el lugar, pudo oír una canción. La voz era aguda pero melodiosa. arrugó el entrecejo y siguió la voz. Era hora de entablar amistades con alguien en ese lugar. No había más formas de entretenerse.

Cuando encontró la procedencia de la voz se detuvo frente a la puerta, la cual estaba entreabierta, se paró al lado, sin poder observar hacia adentro, solo escuchando. Cerro los ojos y continuó escuchando la canción. Sonrió levemente, algo que rompía el horrible silencio en ese lugar y que encima, era bonito.

Continue la cancion tranquilamente, mientras miraba mis recien pintadas uñas de las manos y la melodia se fue muy rapido, llegando al ultimo verso el cual entone con la melancolia de la cancion original, deje un espacio y finalmente, solte un suspiro, bien largo y profundo, habia resultado un poco agotador, pero no importaba, si habia algo que realmente me hiciera sentir viva entre tanta soledad era cantar.
Me dirigi hasta la puerta, pues el calor del sol me estaba afectando bastante, y me lleve una gran sorpresa al abrir la puerta y encontrarme con una chica, rubia y bonita, parecia una muñeca de porcelana. Di un respingo e hice la puerta completamente hacia atras. No la habia visto antes... que va, si yo no habia visto a nadie desde que llegue... sonrei a medio labio, con las mejillas ruborizadas por los nervios y levante la mano en forma de saludo.
-Hi-hio...- lleve mi otra mano a mi nuca, ciertamente estaba apenada, aquella joven habia tenido que aguantar mis berridoos -Siento mucho todo ese ruido, de suguro he hecho bastante escandalo ¿N-no es asi?
Desvie un poco la mirada, y junte ambas manos al frente de mi, flexione un poco mi pierna derecha y espere alguna respuesta por su parte.

Se sentía tranquila, sonriendo. Sonriendo de verdad. Cosa que desde hace tiempo no hacía. La canción era bonita y la voz de la cantante misteriosa también. Estaba tan relajada y fuera de órbita que no se dio cuenta cuando la jovencita abrió la puerta y le habló. Reacciono algo tarde, unos cuantos segundos luego de que le hablara. Abrió sus ojos y la miró, igualmente, tardo algo de tiempo en responder. La sonrisa abandonó su cara, parpadeó un poco.
— Es...más enana que yo— susurró muy bajo, sonrió de medio labio, divertida. Siendo ella la que tenía problemas con su altura y que media casi 1,80 con tacones puestos no podía creer haber encontrado a alguien más pequeña.
Se acordó por fin que tenía que responderle por educación. Cierto, Educación— No, no— negó rápido— No fue escandaloso. A mi parecer fue relajante— Se limitó a contestar sin mucha importancia, soplándose el flequillo que le había caído en la cara.

Pude ver despues de hablarle, que ella seguia flotando entre las letras de mi cancion, pues tardo un poquito en incorporarse conmigo. ¡Vaya chica! Era tan alta ademas de linda, ¿Una Pet? No podia ver sus distintivos animales, pero tal vez los escondia, o no eran visibles con ropa, pues habia gran variedad de mascotas con razgos curiosos, y yo aun asi los escondia, aunque bien, lo mio era por inseguridad, miedo y vergüenza, asi es, yo era tan vulnerable hacia la sociedad, era como un conejito asustado por gigantesco leon que amenaza con saltar sobre el y deborarselo.
Escuche su respuesta y abri bien los ojos, parpadee, perpleja. Sacudi mi cabeza.
-¿Ah-ahh? ¿En verdad te ha gustado? Eso es... genial- dije en voz baja la ultima palabra, abri por completo la puerta, dejandola entrar, y sonriendo al ver como hacia volar su brillante cabello. Di un paso hacia atras, cediendo el paso -Adelante, el pasillo esta algo solo...
Mientras yo le hechaba una ojeada al pasillo, mi fondo cambio. Mi habitacion era como las demas, con un pequeño detalle a diferencia: estaba tapizada de posters de peliculas, bandas, videojuegos y comics, sobre todo, la tematica que mas pedominaba era Batman y su gigantesco universo, ¡Si que era una fanatica! Harley Quinn por alla, Riddler por ahi, Joker por este lado, Ivy y Catwoman en los costados; y claro, el detective numero uno, Bruce Wayne, alias "Batman", en el centro, llamando la atencion.

Aquella pequeña pet era eso...Pequeña, se veía tan menudita. Delgada, pequeña, delicada. Quizás si la tocaba se rompiera, para Nikkie parecía que fuera de cristal, ; Pero eso poco le importó. Noto que parecía que no estaba segura sobre sus habilidades al cantar, ya que se mostró perpleja con la respuesta que la joven araña le había proporcionado.

Ya no había rastros de sonrisa en su cara, ahora su rostro se mostraba neutro, con una mirada algo fría. La pequeña la invitó a pasar a su habitación y echándole un pequeño ojo notó lo cargada de póster de cómics, películas y videojuegos que ésta se encontraba.

No contestó, se limito a pasar en silencio. Y como siempre, pisó con gran fuerza para que sus tacones sonaran, Nikkie pensaba que haciendo eso tendría más presencia pero lo que de verdad hacia era escándalo. Inmediatamente al entrar sintió el singular olor del esmalte de uñas y sin siquiera esperar se sentó en la cama de la pequeña, observó mejor la habitación y una risita se le escapó cuando vio el póster del Joker. No es que fuera muy fanática del universo de Batman pero era claro que su favorito era nada mas y nada menos que Joker. Suspiró y volvió a batir su cabello, está vez con la mano. De verdad hacia calor.

— ¿Qué eres? —preguntó rápido. Sin rodeos. Tenía curiosidad, la curiosidad era natural y comenzaba a creer que nació con una gran y enorme cantidad de ella.

La gracia de la rubia me tenia como hipnotizada, seguramente venia de una encantadora familia millonaria, me quede quieta al verla entrar a mi alcoba, y pense que para mi, seria imposible hacerme notar de esa forma. Me daba miedo resultar una creatura molesta y bueno, lo cierto es que en ese momento yo traia puestos unos Pumps negros muy altos que bien podrian armar un escandalo en el suelo de tablas pulidas y finas, pero mis pasos eran suaves, siempre equilibrados y tranquilos.
Al cerrar la puerta tras la misteriosa chica, me quede un minuto apoyada, dando la espalda a mi cama. Pero enseguida me volvi al escuchar su pregunta y le mire con una seriedad, no fria, sino inocente. Aleje mis manos de la entrada de madera y suspire, acercandome un poco (casi nada).
-Pet...- sacudi la cabeza renegando de mi respuesta obvia y estupida - Hy-hyou
Le conteste con serenidad, pero mis mejillas aun eran rosas, incluso por un segundo desvie mi mirada hacia el espejo. Le volvia mirar.
-Tambien perteneces a este lugar? O tu...- no complete mi oracion, deje un espacio silencioso, pensando que de seguro habia captado lo que diria: "¿o tu...eres una Master?"

Nikkie escuchó con gran atención su respuesta. Rió por lo bajo cuando le dijo Hyou. Al verla tan pequeña y delicada, se habría imaginado algo más...pequeño. Como una mariposa, un gato domestico o algo por el estilo. ¿Pero una pantera? Le parecía algo ridículo que esa pequeña fuera tan peligroso y salvaje animal y no pudo evitar soltar una cruel carcajada. Se tapó la boca con una de sus manos mientras que la otra se sostenía el pecho. La risa se escapaba por sus dedos, pues trataba de ocultarla pero le era algo imposible. Y en medio de su ataque de risa, ésta le había hecho una pregunta. ¿Que si era pet o master? rió otro poco y luego respiró profundo para poder contestar, pero la risa no la dejaba bien.

— No soy master. Arg, gracias a dios que no. Soy un pet, Kumo. — contestó rápido. Se paró de la cama y comenzó a caminar por toda la habitación, acercándose a los posters para verlos más de cerca. Toqueteando todo aquello que le llamara la atención. Se paró frente a uno de ellos, quedando de espaldas a la pequeña pantera— No, en serio corazón. ¿que eres? Porque no me pareces una pantera. Eres muy pequeña para eso, y las panteras son agresivas y salvajes y tu eres...— Se volteó y la miró de arriba a abajo. Volvió a reír— bueno, tú simplemente no tienes pinta de pantera. Eso es todo. Aunque esa es mi opinión. Me gusta estereotipar— la rubia le sonrió, quizás con algo de prepotencia, tan propio de ella. Y no se preocupo en pensar si sus palabras le herían o algo, al fin y al cabo, ella pensaba así y aunque se lo recriminaran nunca lo dejaría de hacer, era tan terca y estúpida que no escuchaba a los demás.